Códices del Grupo Borgia: los manuscritos rituales más complejos de Mesoamérica

los codices del grupo borgia

Los códices del Grupo Borgia son quizá los más enigmáticos de todos los manuscritos mesoamericanos. Sus páginas están repletas de dioses, calendarios, sacrificios, augurios y símbolos que desafían cualquier lectura superficial. Son libros rituales, pero también auténticos tratados de pensamiento religioso.

Aunque no fueron creados por una sola cultura, comparten un estilo visual, estructura y simbología que los conecta. Se cree que provienen de la región Puebla-Tlaxcala y que fueron utilizados por sacerdotes para guiar ceremonias, interpretar señales del destino y comprender los ciclos del universo.

Explora los códices del Grupo Borgia

¿Qué son los códices del Grupo Borgia?

El Grupo Borgia es el nombre moderno que se da a un conjunto de códices mesoamericanos de estilo y contenido similares. Fueron pintados antes de la conquista y su contenido gira casi por completo en torno a rituales, calendarios sagrados, dioses y augurios.

A diferencia de los códices mayas, estos no usan escritura jeroglífica fonética. Se valen de imágenes complejas, secuencias simbólicas y una iconografía poderosa para transmitir su mensaje. No son documentos históricos ni listas de tributos: son guías para entender el funcionamiento espiritual del cosmos.

Estos códices no se leen como un texto narrativo, sino como una secuencia de ciclos, oposiciones, ofrendas y destinos. Eran herramientas para sacerdotes adivinos y especialistas rituales, no para gobernantes o cronistas.

¿Cuáles son los códices del Grupo Borgia?

Los investigadores agrupan al menos cinco códices en este conjunto. Todos están hechos en piel de venado, pintados a mano, y comparten el mismo estilo pictórico y estructura dividida en secciones rituales:

  • Códice Borgia: El más representativo del grupo. Contiene complejas tablas rituales, calendarios y escenas de sacrificio. Actualmente está en la Biblioteca Apostólica Vaticana.
  • Códice Cospi: Más pequeño, pero igualmente detallado. Incluye registros calendáricos y astrológicos. Se conserva en Bolonia, Italia.
  • Códice Fejérváry-Mayer: De formato cuadrado, comienza con una representación del universo de cuatro rumbos. Está en el Museo de Liverpool.
  • Códice Laud: Más fragmentado, pero con escenas claramente rituales. Actualmente en la Biblioteca Bodleiana de Oxford.
  • Códice Vaticanus B (3773): A veces incluido con reservas, por diferencias estilísticas, pero con fuerte contenido adivinatorio.

Aunque cada uno tiene sus particularidades, juntos forman una suerte de enciclopedia visual del pensamiento ritual náhuatl y mixteco-poblano.

¿Qué registraban en los códices del Grupo Borgia?

Los códices del Grupo Borgia no fueron escritos para contar historias, sino para interpretar el tiempo y los destinos posibles. Están centrados en el tonalpohualli, el calendario sagrado de 260 días, donde cada combinación de día y deidad revelaba un augurio.

Entre los contenidos que aparecen con frecuencia, se encuentran:

  • Tablas de días con sus correspondientes signos y dioses protectores
  • Representaciones de rituales específicos para cada combinación calendárica
  • Simbolismos de muerte, renacimiento, fertilidad y guerra
  • Dioses sentados en altares rodeados de ofrendas, armas o flores
  • Escenas del inframundo y sus castigos o pruebas

Estos manuscritos servían para consultar el destino de las personas, el resultado de una guerra o el día más propicio para realizar una ceremonia.

¿Quiénes crearon los códices del Grupo Borgia?

Aunque no se sabe con certeza quiénes los pintaron, los expertos coinciden en que fueron elaborados por sabios-sacerdotes del centro de México, muy probablemente en la región de Tlaxcala, Puebla o el este de Oaxaca.

Estos manuscritos reflejan una tradición religiosa profundamente estructurada, con influencias nahuas, mixtecas y posiblemente totonacas. Los tlacuilos (pintores-escribas) que los elaboraron debían conocer a fondo los calendarios sagrados, la mitología y los rituales para cada época del año.

Se cree que algunos códices pasaban de generación en generación dentro de escuelas sacerdotales o linajes de especialistas. No eran objetos comunes, sino herramientas de poder espiritual.

¿Cómo se interpreta el contenido simbólico?

La lectura de estos códices requiere conocer varios niveles de significado. No basta con reconocer a los dioses; es necesario entender la estructura cíclica del tiempo, las posiciones de los elementos, el color de las ofrendas, y la interacción entre símbolos.

Algunos elementos que se repiten y ayudan a interpretar las escenas:

  • Direcciones cardinales: Representadas con colores y glifos (rojo-este, negro-norte, azul-oeste, amarillo-sur).
  • Dioses duales: Muchos dioses aparecen duplicados o enfrentados, mostrando el equilibrio entre fuerzas.
  • Animales simbólicos: Jaguares, serpientes, aves y perros como guías, guardianes o emisarios.
  • Altares y ofrendas: Indican el tipo de ritual o su intención (vida, muerte, fertilidad, guerra).
  • Elementos astronómicos: Lunas, soles, estrellas y planetas asociados con fechas y dioses.

Cada imagen es como un nodo dentro de una red simbólica, y los códices funcionan como mapas del cosmos ritual.

¿Por qué están fuera de México?

Todos los códices del Grupo Borgia están hoy en Europa. La mayoría llegaron durante el periodo virreinal como regalos, botines o curiosidades para las bibliotecas eclesiásticas o colecciones privadas.

Hoy están en:

  • Vaticano (Códice Borgia y Vaticanus B)
  • Bolonia (Códice Cospi)
  • Liverpool (Fejérváry-Mayer)
  • Oxford (Códice Laud)

Su preservación se debe, en parte, a que fueron enviados a Europa antes de que las autoridades coloniales destruyeran manuscritos indígenas masivamente. Aun así, su dispersión limita el acceso físico y ha generado demandas de restitución.

¿Qué aporta su estudio al conocimiento de Mesoamérica?

Los códices del Grupo Borgia han sido fundamentales para entender cómo los pueblos del altiplano mexicano concibieron el tiempo, la divinidad y el destino humano.

Gracias a ellos, los investigadores han podido:

  • Reconstruir el uso del calendario adivinatorio
  • Comprender rituales ya desaparecidos
  • Identificar deidades menores y locales
  • Rastrear relaciones entre dioses y fechas
  • Confirmar mitos y prácticas descritas en fuentes coloniales

Más allá de la erudición, estos códices permiten una mirada profunda a la forma en que las culturas mesoamericanas se relacionaban con lo invisible y lo sagrado.

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